Estaba en mi habitación sentado estudiando un poco cuando escuche que mi mamá me llamó desde la planta de abajo. Le contesté que me diera dos minutos a que terminara un ejercicio. Cuando lo hice me levanté y abrí la puerta de mi cuarto para bajar y vi a mi madre parada justo en frente de mi habitación con un rictus de terror en su rostro. Cuando estaba a punto de preguntarle que pasaba abrió la boca y me dijo:
-No bajes, yo también lo escuché.
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